miércoles, 9 de septiembre de 2009

Todo se queda en el mundo




¿Adonde se va lo que se va?


He llorado fuerte... y el llanto se fue. No dejó las marcas de su itinerario... Pero nada se pierde, todo se queda en el mundo: seguramente las sonrisas hacen una parva, poniéndose una al lado de la otra, una encima de otra... y después se transforman en mariposas: ¿quién puede afirmar que esa mariposa de alas de seda que anda por ahí no es la sonrisa de alguien que conociste... o que no conociste, alguien de este tiempo o de un tiempo pasado?


¿Y esa nube de tormenta que va ennegreciendo el cielo... y esa otra que se le ha sumado... y la que viene desde el otro lado, no están hechas de gritos airados, de imprecaciones, de "malas palabras" que salieron del televisor?


¿Y la música?


La música se hace bandadas de aves, pájaros de distintos cantos asomados al balcón celeste del aire.


Y las caricias son césped, gramilla, pastito tierno por el que podemos correr descalzos, echarnos panza al sol para dormir la siesta...


Las amenazas se transforman en rejas: las de las cárceles y las que nos separan de la alegría.


Los besos son la lana de las ovejas. Y luego el pulóver que te ponés cuando refresca, la bufanda que te tapa la naríz, la manta de tu cama...


Las mentiras son el fuego que incendia los bosques.


¡Oh, cuida lo que pones fuera de tí, no creas que lo puedes echar a la basura... porque la basura no desaparece magicamente..., fijate como tratan las naciones de defenderse de la basura nuclear que los países poderosos desparraman por la tierra!


Vamos a tomarnos del dedo meñique, como cuando estabamos en sexto grado, vos y yo, como dos amigos de verdad... y nos vamos a prometer:


No contaminar el mundo con palabras que duelan, con rencores, con venganzas, con indiferencia, con malas intenciones, con desidia, con abandono...


Y seguro que ni vos ni yo queremos que la desdicha sea la neblina de los amaneceres, que los llantos sean los truenos de las tormentas, que el viento de la desesperanza sea el altavoz del aullido de los lobos...


¿Adónde se va lo que se va?


Se va a dar una vuelta por ahí, y luego torna, vuelve, regresa, pasa nuevamente a nuestro lado, no desaparece, no se borra, no se debilita...


Estará siempre.


Y no queremos que las penas arrastren sus cadenas de fantasmas...


No queremos que el desamor ataque con el diente envenenado de la cobra...


No queremos que las violetas sean un ramillete de espinas...


Por eso, cuida tu voz y tus palabras... cuida tus pensamientos...


Porque todo lo lleva el viento, y "El viento sopla donde quiere, tú oyes su voz, pero no sabes a dónde va, de dónde viene".

martes, 25 de agosto de 2009

Sin ayer te quiero


Me imagino la mesa de tu casa, madera donde apoyas los codos, sostienen la cabeza con las manos, pensando en mí. Quiero creer que pensando solamente en mí. Que lo demás, lo que hubo antes, se evaporó como una borrachera. ¿Con qué jaboncito mágico podrá borrarse de tu pensamiento todo lo que no tenga que ver conmigo?

En blanco te quiero. Sin ayer te quiero. Una estatua te quiero, hasta el momento de conocerme... Que como en los cuentos de hadas, mi aliento haya sido el causante de tu despertar, de tu entrada a la vida.

Me duele tu memoria anterior. Me golpea cada paso que hayas dado hacia otra parte que no fuera ese día, ese lugar, esa hora en que mis pasos llegaron a juntarse con los tuyos.

Algo en mí te descubrió. No me preguntes qué hubo en esa fugacidad, en ese leve intercambio de saludo y chau que se entretejió con una telaraña irrompible nuestras vidas.

Imagino tu patio, cubierto de arboles y el perfume de azahares. Ahi quiero estar ahora. No sé esperar, ni darle tiempo al tiempo. La paciencia y la resignación no son virtudes: son una desgracia.

Yo desvivo sin ti. Y desmuero cuando tu voz me crea. Mi nariz quiere olerte en el aire de este cuarto. Como un sabueso entrenado busco con el hocico tu presencia en las telas, en mi ropa, en las cosas que has tocado.

Pajaro de tu árbol soy. Raíz. Nido. Canto. Tu savia soy. Humildemente quiero ser tu sangre. Humildemente quiero ser tu balsa de madera olorosa. Humildemente quiero ser un fuego que te derrite sin quemarte. Humildemente quiero ser tu sueño, el agua que te lava, la sabana que te cubre, la mañana que te besa los párpados con un licor de oro, la sed que te bebe a traguitos pequeños, la sed que te enloquece, la sed que te trae hasta aquí sin demora, el huracán que te sacude, la paz que te distiende, las alas... ay, ay, yo quiero ser tus alas, extendidas alas llevándote y trayéndote, elevándote sobre todos los paisajes del alma, sobre todos los paisajes del cuerpo.

Desmorirme, pero no me desames. Desatame, pero no me deshojes. Desviveme todo lo anterior, pero dame la vida de ahora en adelante.

También yo quiero estar en blanco. También yo quiero estrenarme contigo. Desaprender dolores y antiguas alegrías.

He rezado de rodillas pidiendole a Dios que me permitiese encontrarte. Y ahora, de rodillas, le estoy dando gracias por haberme brindado este milagro.

Si estuvieras ahora, aquí. verías las doradas lentejuelas de mi piel, la lluviecita de estrellas que me baña, los coyuyos encendidos que vuelan de mi cuerpo hacia todo el cuarto, este cuarto que esta noche, con las luces apagadas, tiene más luz que la que nunca tuvo.

Amor, amor, ¿te dije que te amo?